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El triunfo electoral del pueblo boliviano.
Para los revolucionarios y progresistas de América Latina el contundente triunfo electoral de Evo Morales a la presidencia, la mayoría de gobernaciones, incluida Santa Cruz, nos anima hondamente, porque, pese a toda la lucha mediática, económica y golpista contra los nuevos procesos nacionalistas revolucionarios, Bolivia ha consolidado su apoyo interno, asimismo Ecuador, mientras que en Brasil, Uruguay y Venezuela se mantienen los lineamientos generales pero presentan inconvenientes, principalmente por el déficit de bloques populares dinámicos que acaben con los usurpadores de los principios y reconstruyan su dirección.
Esa es la base principal del triunfo de Evo, la afirmación de la revolución política y social del Estado pluricultural que se basa en movimientos sociales que han ido consolidando su superioridad política que atrajo a la clase media y le permite alianzas bajo esa dirección colectiva social. Mientras que en otros procesos la dirección se ha encerrado en sí misma, no se escuchan críticas y son permisivas con la corrupción.
Esa fuerza social pesó en las políticas de Estado boliviano para que el crecimiento económico se distribuyera mejor. El Producto Interno Bruto (PIB) creció del 2005 al 2013 de 9.525 millones de dólares a 30.381 millones de dólares, significando la travesía de ingreso per cápita de 1.010 dólares a 2757 dólares reflejada en la distribución porque de una pobreza del 39% en el 2005 hoy es del 18%. De déficit en sus reservas pasó a 14.430 millones de dólares, el 47% del PIB.
Todo este progreso en la economía y distribución se debe a la aplicación del programa de nacionalizaciones del gas y el petróleo, imponiendo a las transnacionales que las ganancias del 82% para ellas y 18% para Bolivia, se invirtieran. Reunido a la medida de control de las riquezas las medidas sociales de distribución de las mismas han generado un cambio efectivo en la vida material de su pueblo.
Pero esa base económica no sería suficiente para el progreso colectivo si no intervienen las fuerzas sociales, que en Bolivia se han vigorizado a través de una vida política de arduas polémicas y contradicciones internas y con una dirección que escucha las críticas como cuando la crisis por el aumento del precio de la gasolina en diciembre de 2010, Evo habló y escuchó a manifestantes, admitió sus reflexiones y anuló el aumento. Y esa es una de las características de Evo que se ha manifestado a lo largo de su gobierno, también de su gabinete, entre ellos el intelectual vicepresidente Lineros, quien expresa “bienvenidas las contradicciones porque de ellas surge la creatividad.”
No hay que olvidar que Evo tiene habilidad para negociar manteniendo sus principios, por toda su experiencia como dirigente sindical e indígena. Pero lo más importante que el épico pueblo boliviano, que en sus largas luchas ha sabido construir organización fuerte y lanzado programas de país, hoy desenvuelve una democracia colectiva que le permite impulsar a su dirección y el proceso.
Octubre 2014
